Lo malo de que acaba un año, es que enero nos estalla en la nariz. con su larga y pesada pendiente.
La cuesta de enero significa que todos vamos -en bola- en una pendiente hacia arriba después de la orgía festiva y consumista que significó diciembre y sus infinitas fiestas: actualización de tarifas de bienes; servicios; alimentos; energéticos y hasta impuestos.
El regreso a la escuela o a las actividades laborales porque, como cristianos que somos, aprovechamos unos días para descansar -siempre y cuando se pueda, ¿verdá?-.
Reiniciar semestre o año lectivo en la escuela, no lo sabíamos pero nos preparó mentalmente para iniciar el año fiscal para cuando nos incorporaramos a la planta productiva o a la burocracia.
Solo de describirlo uno se agota.
A este tortuoso camino que año con año tenemos que pasar, hay que sumarle que parece que a enero le han agregado unos cuarenta o cincuenta días más; es decir, que el mes dura mucho, mucho más; lo que le da una sensación de "larguedad" tan innecesaria como agónica.
Curioso es el hecho de que en lo personal no recuerdo haber escuchado o sentido en el ambiente -me refiero a la gente- esta sensación de infinitez sino hasta apenas hace tres años.
El fatídico 2020 inició con un mes de enero que tuvo 85 días y el anuncio de que el mundo entraba, oficialmente, en una crisis de salud provocada por un virus de origen desconocido que encendía además, una alerta epidemiólogica, cuyos efectos aún seguimos sufriendo -sin dejar de mencionar los que aun no conocemos-.
Es decir, a la ya de por sí difícil cuesta de enero, teniamos que agregarle kilometros (días) y kilometros (más días) de distancia. Suena más duro todavía si nos imaginamos pasados de peso por partida doble: la tragazón navideña y los gastos realizados durante la temporada.
Pero como humanos capaces de no aprender de nuestros errores que somos, 2023 ha iniciado con esa sensación de que este enero tiene 90 días; y la nota en el periodico me recuerda la tragedia: la Organización Mundial de la Salud ha informado que seguirá con la alerta epidimiológica al máximo; después de que a finales de noviembre declaró que estaba por terminar el riesgo.
Les digo, la tragedia...
Yo, querida lectora, querido lector, como siempre, sin ánimo de decirles de manera impostiva qué hacer, le aconsejo que se lo tome con calma. Ultimadamadresmente, enero acabará cuando tenga que hacerlo y podremos irnos libre y agustamente a entregar al sufrimiento y horrores que nos deparan los demás meses.
Recuerde siempre que febrero tiene solo 28 días y un feriado y después viene el fin de año.
Sea feliz..
En algún lugar de la República Mexicana a 85 de enero de 2023.
---Alexred---