lunes, 30 de enero de 2023

Días de enero... (de la Serie Yo no olvido al año viejo...)

Lo malo de que acaba un año, es que enero nos estalla en la nariz. con su larga y pesada pendiente. 

La cuesta de enero significa que todos vamos -en bola- en una pendiente hacia arriba después de la orgía festiva y consumista que significó diciembre y sus infinitas fiestas: actualización de tarifas de bienes; servicios; alimentos; energéticos y hasta impuestos.

El regreso a la escuela o a las actividades laborales porque, como cristianos que somos, aprovechamos unos días para descansar -siempre y cuando se pueda, ¿verdá?-. 

Reiniciar semestre o año lectivo en la escuela, no lo sabíamos pero nos preparó mentalmente para iniciar el año fiscal para cuando nos incorporaramos a la planta productiva o a la burocracia. 

Solo de describirlo uno se agota. 

A este tortuoso camino que año con año tenemos que pasar, hay que sumarle que parece  que a enero le han agregado unos cuarenta o cincuenta días más; es decir, que el mes dura mucho, mucho más; lo que le da una sensación de "larguedad" tan innecesaria como agónica. 

Curioso es el hecho de que en lo personal no recuerdo haber escuchado o sentido en el ambiente -me refiero a la gente- esta sensación de infinitez sino hasta apenas hace tres años. 

El fatídico 2020 inició con un mes de enero que tuvo 85 días y el anuncio de que el mundo entraba, oficialmente, en una crisis de salud provocada por un virus de origen desconocido que encendía además, una alerta epidemiólogica, cuyos efectos aún seguimos sufriendo -sin dejar de mencionar los que aun no conocemos-.

Es decir, a la ya de por sí difícil cuesta de enero, teniamos que agregarle kilometros (días) y kilometros (más días) de distancia. Suena más duro todavía si nos imaginamos pasados de peso por partida doble: la tragazón navideña y los gastos realizados durante la temporada.

Pero como humanos capaces de no aprender de nuestros errores que somos, 2023 ha iniciado con esa sensación de que este enero tiene 90 días; y la nota en el periodico me recuerda la tragedia: la Organización Mundial de la Salud ha informado que seguirá con la alerta epidimiológica al máximo; después de que a finales de noviembre declaró que estaba por terminar el riesgo. 

Les digo, la tragedia... 

Yo, querida lectora, querido lector, como siempre, sin ánimo de decirles de manera impostiva qué hacer, le aconsejo que se lo tome con calma. Ultimadamadresmente, enero acabará cuando tenga que hacerlo y podremos irnos libre y agustamente a entregar al sufrimiento y horrores que nos deparan los demás meses. 

Recuerde siempre que febrero tiene solo 28 días y un feriado y después viene el fin de año.

Sea feliz.. 

En algún lugar de la República Mexicana a 85 de enero de 2023.

---Alexred---

jueves, 19 de enero de 2023

Chou bisnes... (de la serie La caja idiota...)

La industria del espectáculo ha logrado consolidarse en la nueva realidad, las nuevas reglas, las nuevas maneras de hacer contenido, que trajeron consigo las plataformas de redes sociales que llegaron con el internet.

No solo obligaron a empresas -y a empresarios-, a técnicos y actores/actrices, conductores, creadores, productores e intérpretes (etecétera) a adecuarse a estas nuevas maneras, sino además le han dado la oportunidad de sobresalir y mostrar su contenido a personas que, en medios tradicionales jamás hubieran sido tomados en cuenta. 

Entonces, vemos un sinfín de personas subiendo contenido a la red teniendo como única limitación el tamaño de su creatividad; en este sentido, podemos incluso discutir si nos gusta o no, al final es eso: una cuestión de gustos.

Pero también nos encontramos con el uso de fórmulas "probadas" por la antigua televisión que pueden ayudar -o no- al propio contenido; tanto en términos de recusos técnicos, económicos y administrativos, como en marketing y desarrollo de las marcas. 

Tal es el caso, por poner algunos ejemplos, de canales de estrellas de la TV que inician con el apoyo de sus televisoras y, conforme van subiendo el raiting, van obteniendo mejores recursos, amén de que por sí solos sus nombres ya son reconocidos, lo que los coloca en mejor posición frente a otros creadores de contenido (y no digo que esté mal). También vemos el uso de personajes, una especie de alter ego que le permite a su creador decir o hacer cosas que normalmente no se atrevería. 

Tambien hay los casos de los escándalos, sacar provecho del morbo que le genera a la gente que una persona, con algún nivel de fama, arme un escándalo; ya sea por que sí lo esta viviendo, es decir, es real o por que se lo inventa (es decir, no es real) o, simplemente, lo fabrica.

El objetivo es volverse tendencia, que el mundo hable solo de eso, generar visitas, reproducciones; generar, pues, fama... y dinero, mientras las personas pelean por defender una posición u otra; o se cuelgan del trending y, con la facilidad que nos brinda internet de meternos en todo, opinan o hacen chistes o algo que permita ser sal-picados con un poco de ese éxito o simplemente, llenar ese huequito que genera esa necesidad de sentir que pertenecemos al grupo aunque gritemos todo el tiempo que somos diferentes.

Como en esta entrada...

Hoy vi un collage en estas redes sociales que decía -más o menos- que en México nos quejamos cuando en el extranjero nos dicen que somos idiotas por "la basura" que consumimos, pero internamente, no dejamos de hacerlo, y tenía como fondo las fotos de personajes de, digamos, dudoso talento pero bien pinches famosas.

Así era la televisión, ahora, en estos ataques de sinceridad, los mismos personajes hablan de como "engañaban" (es un decir, ya que, ¿qué es la televisión sino una producciónde entreteniemiento?) al público para ayudar a su rating.  

Pero no es un tema exclusivo de México, pasa en todo el mundo; el negocio del espectáculo vive de los reflectores, del estruendo y, con la llegada del internet y sus plataformas sociales, de los likes, las vistas. las tendencias. 

Lo que sí tenemos que hacer, querida lectora, querido lector, es aprender a discernir entre lo importante y lo que importa; y, por supuesto, lo que no. 

Una de los presupuestos más importantes del ser humano es el la capacidad de decidir, saber que lo que consumimos es tan importante para la salud del cuerpo como para la mental. Diferenciar entre un problema de fondo y el simple chisme o, solo tomar el teléfono para entretenernos no tiene porque ser una actividad idiotizante; ni mucho menos conflictiva.

Recuerde, por ejemplo, que mientras los medios lo orillan a ser "team Shakira o Piqué" a ellos usted les importa un carajo, y siguen facturando lucrando con un conflicto que debería ser privado, de personas públicas; o que nada, créame, nada de lo que pasa en el chou bisnes y se hace público, ha sido por mera casualidad... 

Como en la política, pero este ya es otro tema.  

---Alexred---