Hay algunas cosas -que a simple vista parecerían superficiales- que me emocionan mucho.
Estrenar una libreta de bolsillo es una de ellas... más si coincide con el año nuevo o mi cumpleaños.
Básicamente tiene que ver con la necesidad de escribir las cosas que pienso o leo para que no se escapen -al menos algunas- y se pierdan en el universo infinito de mi mente; y es que todo el tiempo está a mil por hora y de pronto genera buenas ideas que no me gusta desperdiciar.
Es un hábito que fui creando hace ya algunos años -bastantes años-, cuando después de la universidad (mi primera carrera) retomé otro viejo hábito, el de la lectura de todo lo que se me pusiera enfrente, y entonces me daba por cargar siempre con un bolso de mano que contenía -al menos- un libro, un diccionario en español (a veces otro en inglés o francés) una pluma, banderitas -nunca me gustó rayar los libros- y sí, una libreta... Allá iba yo cargando con mi bolso todo el tiempo, porque además, tampoco nunca me ha gustado traer cosas en las bolsas de la ropa.
Debo tener unas 15 libretas. Las primeras dos fueron cuadernitos de espiral; hasta que un día encontré unas libretas Moleskine de pastas blanda y dura y con hojas blancas, de colores rojo o negro -aunque debe haber azules-. No es mi intención hacer un comercial, solo establezco un hecho para lo que estoy contando...
En todas estas libretas hay citas de libros; sucesos importantes o impactantes; impresión de sueños; tareas pendientes; alguna que otra cuenta; guiones para los videos o para presentaciones como maestro de ceremonias, etcétera. A veces me he despertado en la noche con una idea que después se convierte en historia.
También he dejado de usarla por largos periodos. O sea, una cantidad de recuerdos de casi la mitad de mi vida.
Es tan representativa de mí, que algunas personas cercanas me han regalado libretas de bolsillo. Regalos que valoro mucho por venir de quienes lo han hecho; aunque debo confesar que las uso poco porque no me acostumbro a escribir en una libreta que no haya escogido yo o que sea diferente a esta -básicamente por maniático-. Incluso he intentado hacerlo en libretas electrónicas y el resultado ha sido el mismo. No puedo.
Eso sí, todas las conservo con cariño y ahí están: en espera de que en algún momento me ayuden a conservar mi memoria.
Por ejemplo, ahora mismo, la idea era escribir solo los objetivos a alcanzar en este año que inicia: 2022. Seguro lo haré, pero mientras ya me seguí con esta historia que ha salido así, de la nada.
Y permítanme invitarles-ya saben que aquí no le decimos a nadie qué hacer-, queridas y queridos lectores, a realizar un ejercicio similar.
Detenerse un momento a pensar qué hacer durante los siguientes 360 días nos proporcionará una luz que seguir. Nos ayuda a fijar un rumbo, pues.
No se deje sorprender o amedrentar por aquellas personas que se burlan de los que hacemos este ejercicio al inicio del año, recuerde usted que si bien el tiempo es un constructo cultural, humano, también es cierto que las vueltas al sol son reales y que generan ciclos que, a su vez, generan vida o impactan en el desarrollo de la misma.
Así que, hágame el grandísimo favor de disfrutar su año; seguro habrá altibajos, así es la vida; y yo mientras le agradezco el favor de su atención y ya le platicaré sobre los objetivos que me estoy planteando para este año.
---Alexred---
P.S.
¿Por qué no me platica aquí en los comentarios cuáles son algunos de sus objetivos? Uno nunca sabe quién nos puede ayudar...
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