viernes, 30 de diciembre de 2022
¡Feliz año 2023! (de la serie Yo no olvido al año viejo...)
jueves, 22 de diciembre de 2022
La Navidad... (de la serie Misantropías pasajeras...)
En estos días la gente se pone, mmm, digamos especial y el mundo parece detenerse un poco.
Las apariencias engañan.
Hace unos días, en el programa de los domingos para ser exacto, comentaba como, al menos en occidente, empapados de creencias judeo-cristianas, la fiestas de la natividad, la Navidad, pues, envuelven el ambiente con un halo de "paz" y "tranquilidad".
Durante el inicio de la Primera Guerra Mundial, después de un impasse de varios meses, los soldados de ambos lados -de manera muy espontánea, se dice- celebraron una tregua en las que todos salieron de sus trincheras a festejar la Navidad con el enemigo -hay relatos que hablan de juegos de futbol-. Para después continuar con el horror, clásico, típico, histórico, de europeos matándose entre ellos (les recomiendo este post La historia universal como infamia: América Latina, aquí, en Lemon Tree).
También el capitalismo consumista se ha apropiado de la temporada: compra masiva de regalos, cenas de temporada invernal, con un alto grado de contenido calórico, en pleno calor del verano austral, son un ejemplo de como se vive la magia de la Navidad, mientras disfrutamos una Coca Cola... por ejemplo.
Sin embargo, la fecha sigue siendo especial para muchos, la gran mayoría, pues se trata de un excelente pretexto para reunirse con la familia, cenar, convivir, previo al desmadre de la fiesta de fin de año, a la siguiente semana.
En lo particular, después de que murió papá, la Navidad dejó de significar algo. No olvido los momentos llenos de alegría y buena ondez con la familia de mi papá -momentos que, por cierto, se acabaron cuando él murió-. Tampoco olvido los regalos que que haciamos en la familia y, por supuesto, los que traía Santa, a quien le escribiámos cartas que colocabamos en las botas junto al árbol adornado con un chingo esferas y luces de colores.
Hoy, prefiero pensar en el año nuevo, seguramente hablaré un poco de esto la próxima semana. Sin embargo, de un par de años para acá, he encontrado (o tal vez, reencontrar es el verbo correcto) un gusto particular por poner y adornar el árbol de navidad en casa, cenar con la familia y pasar un buen rato bajo el cobijo del pretexto de la celebración de Navidad.
Si lo miras con mayor detenimiento, no hay mucha diferencia entre el futbol y la navidad. Ambas celebraciones sirven para entretener, olvidar; en el caso del fut, te distrae semana con semana de los problemas que te agobian diariamente; la Navidad, permite olvidar por un momento que somos una especie animal, cruel, grosera, individualista y, para los creyentes, hasta pecadora; capaces de cenar, beber y olvidar que después del convivio pelearemos a muerte como en la Primera Guerra Mundial.
Recuerden siempre, queridos, queridas, diviértanse mucho, el entretenimiento nos los merecemos todos, siemptre, solo no dejen de pensar... Nunca, que eso es lo que se supone nos diferencia en el reino animal.
---Alexred---
jueves, 15 de diciembre de 2022
Se acabó el Mundial... (de la serie El mundo unido por un balón...)
¨Todo el mundo juega futbol, pero no todo el mundo sabe jugar futbol..."
Ya les he platicado de esta frase demoledora que aplica no solo para el deporte de las patadas sino para la vida.
Viene a cuento porque justo este fin de semana se acaba el Mundial de Futbol que se celebra en Qatar; un pequeño emirato árabe que ha tenido la fortuna de tener bajo su suelo un chingo de petróleo. Más aún, lo ha sabido explotar y hoy es un país muy rico que ha sido capaz de organizar la hasta ahora copa mundial más onerosa de la historia.
Todo un mes de juegos diarios, de transmisiones en radio, televisión e internet; de comerciales, de discusiones de mesa; todo hasta el hartazgo; bueno, incluso los juegos de video han sacado provecho de la temporada, la cual por cierto, es atípica: normalmente, el torneo se juega en el verano del Hemisferio Norte; a mitad del año.
Podemos discutir muchas cosas sobre los motivos que llevaron el Mundial a Qatar; podemos discutir muchas cosas sobre las circunstancias en las que se organizó la Copa; incluso podemos, desde nuestra perspectiva judeo cristiana-occidental, discutir muchas cosas sobre el régimen político o las costumbres y cultura de ese país.
Lo que no podemos discutir -me parece querida lectora, querido lector-, es la relevancia social en el mundo que significa el futbol.
No voy a entrar en detalles de número para no aburrirles, pero ¿se pueden ustedes imaginar un costo alrededor de los 200 mil millones de dólares? ¿y que con estas cifras hay estadios que solo fueron construidos para la ocasión? es decir, terminando los van a desmantelar...
Yo no.
Sólo para tratar de dimensionar un poco, los mundiales de Rusia y Brasil costaron alrededor de 15 mil millones de dólares.
Con estos números, me queda claro que si es negocio y que el futbol es mas importante social y económicamente hablando de los que los detractores de este deporte consideran.
Pero, como sabemos, todo acaba y el próximo domingo conoceremos al campeón, que saldrá entre dos equipos que, se espera por como han jugado, darán un gran espectáculo.
Me quedo con la bonita impresión de la selección de Marruecos; con el increíble juego de los franceses y con la personalidad arrolladora de Leonel Messi.
A mi que me gusta el futbol, me hubiera gustado jugar así.
Y el próximo mundial será acá, en México, Estados Unidos y Canadá. Acá los esperamos...
Y a ustedes, ¿qué equipo les gustó más?
---Alexred---
jueves, 8 de diciembre de 2022
Encuentros... (De la serie Encuentros cercanos del tercer tipo...)
Nunca me ha gustado tomarme fotografías con figuras públicas... con excepción de Chewbacca y Mickey Mouse.
En serio. Miren:
Tengo una suerte para encontrar y reconocer personajes de la farándula y de la política en la calle, que no me creerían las historias que tengo.
No voy a entrar en detalles, pero, por ejemplo, a Jacobo Zabludowski me lo encontré tres veces, la tercera de plano si le pedí una foto --jajaja-- fue muy chistoso.
Otra ocasión, el mismísimo Mario Almada, estrella del cine mexicano, me dio un rai hasta mi casa -me cae-.
Es muy común que en los aeropuertos de todo el país me encuentre con personajes de la política nacional. Una vez estaba esperando a personal de donde trabajo, otra vez en Veracruz; era el último vuelo de la CDMX y había un grupo de familiares esperando a niños y niñas que venían de intercambio de Canadá, con porras, mariachis, globos, en fiesta pues, y justo cuando estaban saliendo los niños y empezó la alharaca, como sincronizado, los rebasa un exgobrenador que fue querido y ya no. Ya entrados en festejos, el grupo le lanzó una porra, y el pobre hombre con prisa y -se notaba- queriendo pasar desapercibido, no se esperaba el alborto y se puso rojo, rojo... bueno, mas bien morado.
Otra vez, ahora en el aeropuerto de Monterrey, mi exjefe venía platicando muy amenamente con Cepillín... hasta les tomé una foto.
Recuerdo todo esto, porque hace unos días, en un viaje a la CDMX, en el restaurante del hotel, a la hora del desayuno, un sujeto nos pregutó por los chilaquiles; que si eran como frijoles. Por supuesto le platicamos y le llamó mucho la atención el platillo, y esa pregunta fue el detonante de una conversación bien interesante.
Resulta que el señor era peruano -bueno, es peruano- y, además, una estrella de la farándula de por allá. Tuvimos una charla como de veinte minutos, hasta que me levanté por unos deliciosos chilaquiles, para que viera como se servían.
Muy interesente, nos contó que estaba aquí como jurado en un concurso, en un congreso de Circos latinoamericanos, y sobre su personaje; y eso nos lo contó por que no me quedé con las ganas de preguntarle cuál era el programa que tenía en el Perú... y nos lo mostró. Y sí, sí es bien pinches famoso.
Le envío un abrazo a Ernesto Pimentel, con la esperanza de que el encuentro haya sido igual de provechoso para él...
Soy un convencido de que los viajes nos dejan siempre algo, alguna enseñanza o, al menos nos dan la posibilidad de conocer personas interesantes.
Ese viaje no fue la excepción.
¿Por qué no me platican aquí en los comentarios si han encontrado famosos así, muy casual?
---Alexred---
jueves, 1 de diciembre de 2022
Gajes del oficio... (de la serie Vuela, vuela...)
Viajar es una cosa maravillosa...
Pero tiene a veces complicaciones raras.
Ya les he platicado lo afortunado que soy porque tengo un trabajo en el que viajo de manera constante (ver este link y este link), mismo que me ha permitido conocer buena parte del República Mexicana; también yo por mi parte he hecho viajes por mi cuenta y he tenido la oportunidad de ir a lugares increíbles.
Pero viajar representa riesgos que quizá se puedan asemejar a los que te enfrentas cuando te gusta la vida nocturna; esa que implica andar en la calle por placer, en la fiesta, en las horas nocturnas.
En general cualquier cosa que sea salir de tu pueblo, cualquiera que este sea, significa riesgos.
Perderte, enfermarte, que te caiga mal la comida, por ejemplo.
Viajar de trabajo, aunque suene, digamos, glamuroso (miren esta historia de un chilango en... vivo), en realidad implica varios inconvenientes: no dormir, viajar en domingo, dormir en aeropuertos, correr para no perder vuelos, viajas en carretera - y en México esto es altamente riesgoso, sobre todo de noche- mal comer -o de plano no comer-, no encontrar hotel decente; tener poco tiempo, entre otras linduras.
A veces pasa que encuentras carreteras con casetas tomadas, con accidentes; o vuelos que vienen con horas de retaraso, sobrevendidos o, simplemente asientos súper incómodos; y aunque estas cosas pueden parecer dramáticas, en realidad son parte del encanto que tiene cada viaje y puede ser también muy divertido (¡ja! Miren).
Me ha tocado en aeropuertos, por ejemplo, perder conexiones, correr de un avión a otro por toda una terminal kilométrica porque la conexión solo te espera a ti para despegar; que la aerolínea por sus aguacates te cancele un vuelo.
Hace poco llegue a las diez de la noche al aeropuerto en Tijuana -recordar que respecto del centro de México son dos horas menos- para tomar el avión a las 2 de la mañana -hora de TJ- y llegar a mi destino en un vuelo de 3 horas. Hagamos cuentas: en el resto del mundo... bueno de casi todo México, mi vuelo salía a las 4 de la mañana y llegaría a mi destino a las 7:30 de la mañana, más o menos.
Generalmente tengo sueño pesado y los vuelos no me lo espantan, así que una vez que me subí al avión caí en la profundidad de los brazos de morfeo -la verdad es que no pude dormir durante la espera y mientras, edité este video- el caso es que cuando desperté estaba cargando gas en... ¡Huatulco!
Miren, me había pasado en el metro de la CDMX que por dormirme le di dos vueltas a la línea tres (la verde) y en otra ocasión, otras dos a la uno (la rosa); es más, una vez me subí en el camión que va para Ciudad Universitaria (la UNAM) y desperté en el Cerro del Tesoro... pero ¿Huatulco? es un exceso.
Total que un vuelo de tres horas se convirtió en uno de seis y media. Gajes del oficio.
En otra ocasión perdí un vuelo en un viaje de tres ciudades en tres días; solo llegué a dos ciudades. Pero estuvo complicado, la verdad es que aunque suene a pretexto, ese vuelo lo perdimos como cuarenta personas -no exagero- que llegamos tan solo diez minutos antes de la hora programada para partir, no para abordar, por un problema de tráfico intensísimo e inusual.
La gente estaba enardecida, con la clara intención de dar portazo, aun cuando ya nos habían asegurado que el vuelo ya había partido. Bueno, de plano, un masiosare aprovechó un descuido y se echó a correr hacia las pistas, porque, no sé en otros lugares, pero en México todavía hay aeropuertos que te bajan en un lado de la pista... y a caminar a la estación -en serio, como Mauricio Garcés en película de los sesentas-.
No me quedé a investigar como le fue, pero estoy seguro que sí eso lo hubiera hecho en un aeropuerto gabacho, hasta de terrorismo lo acusan.
Permítanme insistir: gajes del oficio.
En fin, me pongo a recordar esto justo en un viaje de esos en los que pasan cosas raras: estoy sentado en una cafetería en una terminal áerea que parece de autobús, esperando el vuelo que sale de madrugada, recibí noticias personales buenas y me preparo para una larga noche...
Les digo...
Y ustedes queridas y estimados lectoribiebers, ¿cómo les va cuando viajan?
---Alexred---